Sunday, July 04, 2010

Por primera vez, el Gobierno perdió la iniciativa Mariano Grondona

Tanto en la política como en la guerra, el bando que se asegura la iniciativa , si bien aún no ha ganado, lleva las de ganar porque reduce a su adversario a la fatigosa tarea de defenderse, mientras él elige cuándo y por dónde atacará. En la guerra, el ejército que toma la iniciativa puede escoger el teatro de operaciones que más le convenga. En la política, el que se anticipa arrincona a su rival, a ansioso por no saber cuál será la próxima embestida. Sea cual sea la confrontación, lo que tiene que obtener el que piensa ganar es, por lo pronto, el poder de iniciativa.

En las elecciones parlamentarias del 28 de junio, la oposición consiguió una victoria que le llegó inesperadamente porque no estaba preparada para ella. Por eso no atinó a explotar de inmediato su triunfo y dejó en manos del incansable Kirchner el poder de iniciativa. Ni lerdo ni perezoso, éste lanzó entonces una serie de ataques dentro y fuera del Congreso, algunos de ellos legítimos y otros no, que redujeron a sus rivales a la defensiva. Durante un año entero, mientras Kirchner esgrimía su inclemente espada, la oposición utilizaba solamente su tímido escudo. Los argentinos se encontraron por ello ante la sorpresa de que, en tanto el perdedor del 28 de junio parecía estar ganando a partir de esta fecha, sus vencedores de hace un año parecían estar perdiendo y hasta la opinión pública reflejó hasta cierto punto este giro inesperado porque, según las estadísticas más confiables, en tanto que la oposición ha descendido del 75 por ciento que había logrado al 60 por ciento actual, el kirchnerismo ha escalado a un modesto pero significativo 30 por ciento. Ante esta nueva encrucijada, a los rivales de Kirchner les quedaban dos opciones. Una, seguir atados al escudo. La otra, desenvainar la espada en demanda del poder de iniciativa para poner al kirchnerismo, por primera vez, a la defensiva. Diversos indicios permiten preguntarse, ahora, si no lo estarán logrando.

La contraofensiva

En busca de esta última opción, la oposición está tratando de prevalecer en una serie de escaramuzas que hoy se libran en el Congreso, como la reforma del Consejo de la Magistratura para devolverles a los jueces su independencia, la refundación de un Indec que resulte creíble, la anulación de los "superpoderes" mediante los cuales el Gobierno manipuló a su antojo las partidas presupuestarias para sojuzgar a las provincias y una investigación a fondo de casos de corrupción a la cabeza de los cuales figuran no sólo las gravísimas denuncias del embajador Sadous sobre la "diplomacia paralela" entre la Argentina y Venezuela que conducía el ministro Julio De Vido, sino también los tenebrosos manejos de la mafia de los medicamentos que salpican a ex funcionarios kirchneristas como Héctor Capaccioli e incluso a sindicalistas como José Zanola y hasta Hugo Moyano, sin olvidar por supuesto a Ricardo Echegaray por manipular la Oncca contra el campo y a Ricardo Jaime, el acorralado ex secretario de Transporte.

A través de estas escaramuzas que libra frente al oficialismo en el Congreso, ¿está articulando la oposición una verdadera contraofensiva para recobrar el "poder de iniciativa"? Cabría dudar todavía de ello porque el Gobierno ha logrado hasta ahora debilitar o al menos demorar la acción de los opositores en el Senado, donde subsiste la paridad de votos entre ambos bandos. Aun si al fin logra vencer en alguna de estas escaramuzas, ¿logrará la oposición alzarse con el poder de iniciativa que hasta hoy ha conservado el Gobierno? Cabe dudarlo porque la suerte de estos combates es aún incierta y, asimismo, porque cada uno de ellos es un combate lateral donde no está en juego la lucha por el poder. Pero hay otro teatro de operaciones donde el combate podría resultar decisivo. Se trata de aquel del cual depende la supervivencia de más de cinco millones de jubilados, de cuyas angustiadas voluntades podría depender nuestro futuro electoral.

¿Justicia o demagogia?

Hasta ahora, Kirchner había mantenido su poder de iniciativa imaginando nuevos recursos financieros al servicio del clientelismo oficial mediante la invasión del Banco Central y el apoderamiento de los ingentes recursos de la Anses, supuestamente comprometidos con los jubilados. Cabe anotar aquí que este despojo fue posible en el Congreso porque, guiada por su animadversión ideológica a las cuestionadas AFJP, la oposición de centroizquierda le concedió a Kirchner una inmensa "caja" sin preguntarse primero para qué la utilizaría. Pero ahora la oposición, cayendo en la cuenta de su apresurado infantilismo, quiere corregir su grave error devolviéndole a nuestra clase pasiva lo que nunca había dejado de ser suyo.

En otros asuntos como, por ejemplo, el fondo universal a la niñez, el Gobierno remedió apenas pudo el punto que se había anotado la oposición al apropiarse sin más de una bandera ajena, pero en el caso de las jubilaciones la contraofensiva opositora lo sorprendió, y entonces no encontró otra salida que denunciar la "irresponsabilidad fiscal" de sus rivales. Y fue así como, por primera vez desde hace un año, el kirchnerismo quedó a la defensiva.

¿Cuánta razón le asiste al Gobierno, en todo caso, cuando acusa de demagogia a sus opositores? Más de cuatro millones de jubilados cobran hoy solamente el haber mínimo de 895 pesos mensuales. Nadie podría negar que ésta es una suma injusta, en verdad ridícula, para atender a su subsistencia en estos tiempos de inflación. El proyecto jubilatorio de la oposición llevaría esa suma a 1235 pesos por mes, una remuneración también insuficiente aunque menos irritante. Cuando el kirchnerismo acusa entonces a la oposición de irresponsabilidad fiscal, ésta le responde diciendo que los cuantiosos fondos superavitarios de la Anses se están usando hoy en dirección del clientelismo oficial del cual dependen operadores políticos y "empresarios amigos" por igual.

Esta anomalía requiere dos análisis convergentes. Uno, de tipo moral, apunta al escándalo que entraña dejar sumido en la pobreza a un amplio sector de la población, subrayando de paso el hecho de que, en tanto que democracias responsables como las de Chile, Uruguay y Brasil están reduciendo de una manera sistemática las cifras de la pobreza, entre nosotros ésta ha vuelto a aumentar quizá porque al populismo le conviene mantener en la pobreza y en una insuficiente educación a eventuales votantes. El otro análisis, de tipo político, nos dice además que por primera vez el gobierno habitualmente "madrugador" de Kirchner ha sido "madrugado" por la oposición. ¿Cómo no advirtió este peligro el ex presidente? ¿Cómo no anticipó que la oposición podría desbordarlo en esta oportunidad no ya desde la derecha que él detesta, sino desde la izquierda, que él siempre quiso monopolizar?

Pero esta contraofensiva "social" de la oposición sobre el Gobierno, ¿no es en realidad "demagógica"? El costo de la clase pasiva aumenta en todo el mundo debido a un hecho en sí positivo: la longevidad de la población. Pero una sociedad bien ordenada debe encontrar el camino que lleve, mediante medidas responsables, a la justicia social. En la medida en que sirva al objetivo irrenunciable de reducir la pobreza, todo gobierno auténticamente democrático debiera evitar que los fondos sociales se desvíen en beneficio de "amigos" y clientes. A través del proyecto jubilatorio, la oposición está al borde de lograr lo que hasta ayer parecía imposible: poner contra las cuerdas a un gobierno que se autoproclama "popular".

La corrupción y la censura Joaquín Morales Solá

No sólo un ex embajador en Caracas denunció formalmente en la administración la existencia de una diplomacia paralela con Venezuela. No sólo hubo, y hay, una embajada paralela con el país de Hugo Chávez, sino también una cancillería paralela. No fue Jorge Taiana el único canciller kirchnerista que debió convivir, hasta que lo despidieron, con esas anomalías. Las revelaciones sobre la extraña relación con Venezuela, que esquivó siempre todas las instancias formales e institucionales argentinas, desquiciaron en los últimos días a la jerarquía gobernante. Néstor está fuera de sí , confiesa uno de sus pocos interlocutores asiduos.

Una deducción parece inevitable. Los gobernantes saben que detrás de todas las filtraciones que existen hay cosas que valen mucho más que lo que parecen. Las nuevas revelaciones, y las que eventualmente vendrán, podrían ser letales para el futuro político de los Kirchner. Eso explica también que la declaración ante una comisión parlamentaria del ex embajador en Caracas Eduardo Sadous haya provocado un combate propio del final de una guerra.

Sadous comentó con valentía lo que había oído, pero carece de pruebas concretas. Fue el Gobierno el que convirtió al diplomático, con su sobreactuación, en un héroe de la honestidad en amplios núcleos sociales del antikirchnerismo. El problema ahora es que un subsecretario de la Cancillería, Eduardo Sigal, un funcionario político de indudable cercanía con el kirchnerismo, escribió cables internos con planteos parecidos a los de Sadous. Sigal se abrazó a Kirchner cuando Kirchner no era nada, nunca se desencantó de los Kirchner y su historia política personal lo llevó siempre a comprender con más generosidad el régimen de Chávez. Pero es un hombre decente.

Los cables de Sigal son parecidos, no idénticos, a los de Sadous. En tanto que el ex embajador contó que recibió denuncias concretas de empresarios a los que les pidieron sobornos, Sigal menciona sólo la existencia de dos estándares de empresas argentinas con intereses en Venezuela: las protegidas por el ministro Julio De Vido y las expulsadas de los negocios por el mismo funcionario argentino. Lo que Sigal desliza de manera implícita es mucho más importante que lo que denuncia rotundamente.

Sadous estuvo contando lo que vio y oyó hace cinco años; el último cable de Sigal, en cambio, salió de su despacho en días muy recientes, cuando ya era canciller Héctor Timerman. En la lista de empresas confeccionada por el subsecretario figuran empresas de conocido cuño kirchnerista, como Electroingeniería, que en los últimos años tuvo un crecimiento exponencial empujada por los favores de los Kirchner, a través de De Vido.

Por lo que se ve, ni Rafael Bielsa ni Taiana ni ahora Timerman son los cancilleres reales de la Argentina en los asuntos de Venezuela; ellos administraron y administran sólo la formalidad. El canciller real de Kirchner ante Chávez es, y fue siempre, De Vido. Los cables de Sigal son ilustrativos cuando señalan que hubo una "reunión paralela" a las diplomáticas, con empresarios, por parte de un secretario privado del ministro de Planificación en un pomposo encuentro bilateral entre ambos gobiernos. Ese secretario privado está involucrado también en el caso de Antonini Wilson y su valija voladora con 800.000 dólares insondables, que los jueces argentinos nunca pudieron esclarecer.

A la vieja certeza de que existe una embajada paralela con Venezuela (dedicada sólo a las cuestiones del dinero), se le sumó ahora la constatación de que también hubo, y hay, reuniones paralelas impulsadas por el ministro de más confianza personal de Kirchner. De Vido es el ministro que maneja más recursos del presupuesto nacional y el único con trato cotidiano con los empresarios amigos de su gobierno. También con los que no son tan amigos.

Durante los últimos cinco años, existió esa relación sombría y furtiva con Venezuela, en la que lo importante está siempre fuera del escenario público. Las cosas trascendentales que suceden entre ambos gobiernos se escurren detrás de los telones, en la absoluta informalidad. No obstante, la relación comercial del país caribeño con la Argentina tiene mucha menor intensidad que la enhebrada por Buenos Aires con Brasil o con Chile, por ejemplo. Sin embargo, con Brasilia o con Santiago prevalecieron nada más que las vías institucionales y diplomáticas.

¿Por qué aquella opacidad con Caracas? Un férreo colador argentino-venezolano les abre las puertas a las empresas amigas y deja afuera a las empresas enemigas. Además, se importaron de Venezuela en los últimos años cerca de 2000 millones de dólares en fueloil de mala calidad que la Argentina no necesitaba, según la denuncia de ocho ex subsecretarios de Energía. También la Argentina le pagó a Venezuela intereses satelitales por créditos que cualquier organismo internacional hubiera reducido a sólo una tercera parte. Varios y presuntos actos de corrupción en la administración (entre los que debe incluirse el eventual lavado de dinero de la última campaña presidencial del oficialismo, que se ventila en la Justicia) comienzan a aparecer en las mediciones de opinión pública como una seria preocupación social.

Kirchner tiene ahora el ánimo de un boxeador contra las cuerdas. A pesar de las apariencias que el kirchnerismo construye como un orfebre, lo cierto es que el oficialismo ingresó en un período de debilidad institucional. Los escándalos por presunta insensibilidad moral se superponen con los avances del Congreso para quitarle al Ejecutivo los enormes márgenes de discrecionalidad con que gobernó.

Dos decisiones recientes del Parlamento tienen especial importancia para limitar la arbitrariedad. Una de ellas es la decisión unánime de los opositores de negarles una prórroga a las facultades que el Congreso fue delegando en el Ejecutivo. Esas delegaciones vencerán a fines de este mes y no habrá una nueva moratoria.

El Gobierno tendrá problemas hacia adelante y hacia atrás. El Congreso no aprobó desde 2006 ninguna de las decisiones del Ejecutivo respaldadas en esas facultades delegadas. Deberá hacerlo ahora. En estos años gobernaron sólo los dos Kirchner, Néstor o Cristina, que podrían quedarse en adelante sin la posibilidad, por ejemplo, de fijarles retenciones a las exportaciones. Estas facultades volverán al Congreso. Las retenciones a las exportaciones de soja, por caso, fueron la gran batalla política perdida por los Kirchner en 2008 y la antesala de la derrota electoral de 2009. Las heridas abiertas con el ruralismo no se suturaron nunca.

La otra decisión importante del Congreso fue la constitución de la comisión bicameral de seguimiento de la ex SIDE, el espionaje oficial que funciona exclusivamente al servicio del matrimonio gobernante. Esa comisión existió siempre, pero con una mayoría dormida por el kirchnerismo. Ahora fue integrada con mayoría opositora, con quórum opositor propio y con su presidencia en manos de la oposición, que recayó en manos de un peronista disidente.

La ex SIDE es uno de los brazos decisivos de los Kirchner para el financiamiento de las fuerzas de choque oficialista, para el seguimiento y la intervención telefónica de políticos, empresarios y periodistas, y para el control de muchos jueces que manejan investigaciones cruciales. En las últimas semanas, altos funcionarios de la ex SIDE trabajaron intensamente para buscar cualquier trazo viejo que inculpara a los dueños privados de Papel Prensa, la mayor empresa argentina fabricante de papel para diarios. Vieron a funcionarios, a ex funcionarios y a empresarios que tuvieron alguna vinculación con esa empresa.

La Justicia está frenando muchas arbitrariedades administrativas que se cometieron contra Papel Prensa en meses recientes. Durante casi 27 años de democracia, los herederos de la familia Graiver nunca pidieron ninguna reparación por esa empresa, que ellos vendieron a sus actuales dueños en una operación normal. El propio Estado fue socio de Papel Prensa durante ese cuarto de siglo y nunca cuestionó la compra original ni el correcto funcionamiento de la empresa. Ante tantas evidencias y ante tantas carencias, el espionaje oficial está revolviendo en improbables letrinas.

La estrategia tiene las facciones claramente kirchneristas: presionar a los diarios para que las cosas oscuras de los gobernantes sigan existiendo, protegidas por las tinieblas de la censura.

FIM DE UMA ERA SOMBRIA QUE NÃO DEIXARÁ SAUDADE-Renato Mauricio Prado,globo




FIM DE UMA ERA SOMBRIA QUE NÃO DEIXARÁ SAUDADE

Coluna do dia 3 de julho

Acabou mal a nova Era Dunga da seleção brasileira. Tempo que se caracterizou pelo desequilíbrio e destempero de um aprendiz de técnico que, alçado ao posto máximo da categoria no país pentacampeão do mundo, se convenceu (ou foi convencido) de que poderia alcançar tudo no futebol, tendo como principal estratégia distribuir patadas e xingamentos a torto e a direito — exatamente como fazia quando ainda era jogador e capitão, na vitoriosa Copa de 94. 

Os alvos principais? Jornalistas e torcedores — "remember" as inúmeras grosserias, em entrevistas, e os gestos obscenos e os palavrões, para a torcida, em diversas ocasiões, a última e mais flagrante na partida com o Chile, em Salvador. 

Durante esses últimos quatro anos sobrou até para o presidente Lula (que elogiou a Argentina e Lionel Messi, após os Jogos de Pequim) e para treinadores, jogadores e dirigentes que ousaram sugerir algo ou discordar de alguma de suas muitas convocações esdrúxulas. 

Seus maus bofes, entretanto, eram sempre minimizados e, de certa forma, compensados pelos bons resultados (muitos deles frutos de considerável dose de sorte). E, entre um percalço aqui, outro acolá, Dunga foi se mantendo — e se fortalecendo. 

De virtualmente demitido, no final de 2008 (salvo por uma goleada num amistoso contra Portugal, em Brasília), acabou tornando-se intocável após a conquista da Copa das Confederações (onde a fortuna o bafejou, novamente) e a classificação antecipada nas eliminatórias. 

A convocação final para a África do Sul, entretanto, deixou claro que a comissão técnica eleita pela CBF (leia-se o treinador e seu enfurecido auxiliar, Jorginho) não aprendera nada durante todo esse tempo. 

Mesmo com Kaká em péssima forma (como evidenciava sua má temporada no Real Madrid), a opção foi pelo "grupo fechado" e a lista definitiva ignorou o clamor popular pelos garotos Ganso e Neymar, do Santos, e até por Ronaldinho Gaúcho, que poderia ser, no mínimo, um bom reserva para o meio-campo. 

Em seus lugares, vieram nulidades que o próprio Dunga desprezaria, durante o Mundial — como Kléberson e Grafite, preteridos até quando os titulares acabaram substituídos por jogadores de outras posições ou com outras características. 

A sorte, entretanto, ainda parecia de seu lado. Mesmo com atuações pífias (contra a ridícula Coreia do Norte, que acabaria na lanterna da Copa, e diante de Portugal, quando acabou o jogo dominado), a seleção se classificou em primeiro do grupo e, diante de um velho freguês de caderno, o Chile, chegou a empolgar alguns incautos. 

Veio, então, o primeiro teste de verdade; o primeiro jogo pra valer, na África do Sul. E aí nem a boa fortuna foi capaz de salvá-lo. 

Ao contrário, como um castigo, pareceu abandonar o técnico no seu pior momento, como uma espécie de compensação cruel por tudo que já lhe dera antes. 

Com um primeiro tempo excelente (o melhor nesta Copa), o Brasil poderia até ter liquidado a Holanda e garantido a vaga em 45 minutos — quando, além de dois gols de Robinho (um anulado, por impedimento milimétrico), pelo menos mais três grandes oportunidades foram desperdiçadas, em conclusões de Juan, Kaká e Maicon. 

O destino não quis e, após o intervalo, numa cruel ironia, uma das maiores e mais contestadas apostas de Dunga tratou de enterrá-lo: o temperamental e desequilibrado Felipe Melo. 

Inicialmente, o volante atrapalhou Júlio César (que também saiu mal), no lance do primeiro gol. Depois, agrediu Robben (com dois pontapés e um pisão criminoso), sendo corretamente expulso e exterminando de vez qualquer possibilidade de reação do Brasil. 

Merecíamos melhor sorte? Talvez. Mas, decididamente, não devemos sentir saudades de uma era em que alguns dos nossos maiores craques foram ignorados pela seleção, outros manietados e amordaçados e o time isolado, como nunca. 

Ah, ia me esquecendo do mais importante: passamos, também, a praticar um joguinho chinfrim, sem graça nem talento, apenas na base de contra-ataque, sob a falácia de que o que interessa é o resultado — e não a consagrada história e a aplaudida e mundialmente reconhecida arte do nosso futebol. 

Vade retro!

FRASES

"A seleção dos gordos de 2006 também saiu nas quartas, mas teve mais vitórias, fez mais gols e levou menos. Entre a permissiva concentração, em 2006, e o cárcere privado, agora, diferença zero." 
NELSON MOTTA, NO BLOG RMP 

"Dunga não convocou certos jogadores porque tinha objeções à maneira como conduziam suas vidas pessoais, mas levou um desequilibrado como Felipe Melo. Dá para entender?" 
NELSON MOTTA, NO BLOG RMP

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